31 de diciembre de 2010

2010 un año decepcionante

El año 2010 ha sido personalmente un buen año en lo profesional y el lo personal. No obstante, el retrogusto que me deja, es el de la decepción.
Decepción porque las creencias le han ganado la partida a los hechos, alejándonos cada vez más de lo racional y humano y acercándonos a lo atávico. Hace casi tres años que se ha producido una crisis mundial de un alcance nunca conocido y cuya causa principal es la falta de regulación sobre el mercado financiero y hasta hoy no se ha hecho nada al respecto. Bien al contrario, ahora la causa de los males es la existencia del estado del bienestar, lo que exige su inmediata desaparición para salir de esta situación ¿salir a donde? . Ningún hecho demuestra que el sistema de protección no se pueda mantener si aceptamos que debe existir una redistribución de la renta, pero choca con la creencia de que a menos estado mayor desarrollo.
Decepción porque prevalece la idea de que la maximización del beneficio individual facilita el equilibrio y la equidad. Lo que a nivel social consideramos un defecto, el egoismo, resulta que el mercado lo hace virtud.
Decepción porque una oportunidad como la que tenia el Presidente de los Estados Unidos para realizar un cambio en su pais y a nivel internacional se ha quedado en nada (yes we can...de mor).
Decepción porque también en nuestro país ha faltado altura gubernamental y política en general, pero sobre todo valentía.
Decepción porque no hago más que recibir e-mails aludiendo a las ventajas que tienen los inmigrantes en España (Dios!) y ninguno con la prejubilación de algún banquero o los bonus de los directivos de entidades rescatadas.
Decepción porque advierto una tendencia a la aceptación, al recogimiento, la solidaridad y las emociones (la cual comparto), y una escasa orientación a la iniciativa y la acción.
No tenemos que dar por bueno el 2011 que ya se esta cocinando. Os aconsejo echar un ojo al enlace sobre un libro de un compañero de la Universidad, Tasio Urra.
Feliz y activo 2011