24 de enero de 2009

Fitness empresarial

Resulta poco edificante comprobar la perdida tan importante de “musculo empresarial” en la que estamos incurriendo, mientras nos empeñamos en la necesaria reducción de “grasa” en las organizaciones. Del mismo modo, que la pérdida de peso a cualquier precio, puede suponer un importante riesgo para la salud, la necesaria adaptación de las estructuras empresariales en tiempos de crisis, puede poner en jaque la supervivencia de la empresa si el proceso no se realiza adecuadamente. Hace algún tiempo, un empresario, sin duda de éxito, me contaba una anécdota (fabulada o no) que explicita perfectamente la reflexión que me gustaría realizar:
“Un hostelero, cuyo restaurante de carretera había alcanzado un elevado nivel de reconocimiento y en el que resultaba, por tanto, difícil encontrar una mesa casi cualquier día de la semana, decidió enviar a su hijo a estudiar a Estados Unidos. El negocio había ido bien y podía permitírselo. Además los estudios de Marketing quizá sirvieran para traer nuevas ideas al negocio.A la vuelta del primer cuatrimestre, en Navidades, el padre y el hijo comentaron: ¿bueno, que tal ha ido todo? La verdad que ha sido muy interesante y he aprendido muchas cosas, pero la situación económica está siendo complicada y se avecina una crisis importante.
Deberías tenerlo en cuenta en el negocio. Ya sabes que cuando allí se resfrían, al poco aquí cogemos la gripe. El hostelero se puso manos a la obra e inicio un plan de reducción de costes urgente. Sustituyo el vino de la casa por uno más barato, el proveedor de carne, un cocinero que tenía un sueldo bastante elevado y un camarero muy simpático con los clientes pero que tenía un contrato temporal. Con estas medidas, el servicio dejó de ser tan ágil y la relación calidad-precio empeoró, pero la estructura de costes era teóricamente más adecuada a una bajada de las ventas. En Junio, cuando volvió su hijo del curso, su padre le comentó: mira, es difícil que tengamos más de cuatro mesas llenas y el resultado está siendo ruinoso. Tenias razón la crisis ha llegado
Parece que la crisis iba a venir, pero la hemos traído a empujones. En ningún caso, se suscita que no haya que anticiparse, bien al contrario, esa debe ser la naturaleza de la actuación del empresario. No obstante, las decisiones para adaptar la organización a un nuevo escenario no deben ser precipitadas y mucho menos mecánicas: 20% de disminución en ventas=20% de disminución en plantilla; la masa salarial debe mantener el porcentaje sobre ventas; etc... Cada organización es distinta y la estrategia que definamos determinará el modelo de organización. En todo tipo y tamaño de empresas, existen muchas partidas que no aportan ningún valor al cliente (grasa) y que son perfectamente prescindibles antes de prescindir de las personas que tanto nos ha costado integrar, formar y comprometer (musculo). No obstante, si antes nuestra estrategia era la del levantador de peso y ahora la del corredor de fondo, es obvio que tanto bíceps va a ser innecesario. Retengamos el talento, especialmente el que va a ser crítico para el éxito en el nuevo proyecto, pero además hagámosles sentir la importancia de su compromiso. Es demasiado habitual considerar que con no haberles incluido en el ERE se pueden dar por satisfechos. Tengamos en cuenta que la incertidumbre paraliza y vamos a necesitar activar todo el talento disponible. Es el momento del liderazgo, de la comunicación y de la construcción de equipo alrededor de un proyecto común. Con todos aquellos con los que no podemos contar, un esfuerzo de trasparencia, comunicación y agradecimiento por todo el tiempo de colaboración. En definitiva, un trato como el que nos gustaría recibir si estuviéramos en la misma situación. Probablemente no conseguiremos disminuir el malestar de los que se van, pero contribuiremos a reforzar el sentimiento de pertenencia de los que se quedan. Pongámonos en forma para enfrentar con fuerza el nuevo escenario, pero en forma no es ¡FLACOS!